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17 Ellos lo hicieron así; Aarón extendió su mano con la vara y golpeó el polvo de la tierra, el cual se convirtió en piojos que se lanzaron sobre los hombres y las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo el país de Egipto. 18 Los hechiceros también intentaron sacar piojos con sus encantamientos, pero no pudieron. Hubo, pues, piojos tanto en los hombres como en las bestias. 19 Entonces los hechiceros dijeron al faraón:

—Es el dedo de Dios.

Pero el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como Jehová lo había dicho.

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